George Simenon
(...) Soy un artesano, necesito
trabajar con las manos. Me gustaría tallar mis novelas en madera. Mis
personajes... me gustaría que fueran más densos, más tridimensionales. Y me
gustaría hacer un hombre tal que todos los otros, al mirarlo, encontraran en él
sus propios problemas.
Clarice Lispector
(...) nací para escribir. La palabra
es mi dominio sobre el mundo. Tuve desde la infancia varias vocaciones que me
llamaban ardientemente. Una de las vocaciones era escribir. Y no sé por qué,
fue esta la que seguí. Tal vez porque para las otras vocaciones necesitaría un
largo aprendizaje, mientras que para escribir el aprendizaje es la propia vida
viviéndose en nosotros y nuestro alrededor. Es que no sé estudiar. Y, para
escribir, el único estudio es justamente escribir. Me adiestré desde los siete
años para tener un día la lengua en mi poder. Y no obstante, cada vez que voy a
escribir, es como si fuera la primera vez. Cada libro mío es un estreno penoso
y feliz. Esa capacidad de renovarme toda, a medida que el tiempo pasa, es lo
que yo llamo vivir y escribir.
Jean
Cocteau
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Escribir es un acto de amor. Si no
lo es, sólo es escritura. Consiste en obedecer al mecanismo de las plantas y
los árboles y en proyectar esperma a gran distancia en derredor nuestro. El
lujo está en lo que se pierde. Esto fecunda; aquello cae a un lado.
Thomas Bernhard
Mi vida está clarísima. Me resulta
totalmente claro que tengo que hacer mi trabajo; todo lo que estorba ese
trabajo, lo elimino, todo lo que lo favorece me interesa. O sea, que, por una vez,
las cosas son muy fáciles.
Carson MacCullers
Cuando el trabajo no marcha bien, no
hay vida más miserable que la de un escritor. Pero cuando marcha bien, cuando
la iluminación ha puesto en foco una obra de modo que ésta crece límpidamente y
fluye, no existe felicidad comparable.
John Steinbeck
El oficio o arte de escribir es el
torpe intento de encontrar símbolos para lo inexpresable. En soledad absoluta,
un escritor intenta explicar lo inexplicable. Y a veces, si tiene mucha suerte
y el momento es el adecuado, una pequeña porción de lo que intenta hacer se
escurre hacia la realización, pero no mucho. Y si es un escritor con suficiente
discernimiento como para saber que es imposible hacerlo, entonces no es un
escritor.
Gustave Flaubert
Hay entre los marinos aquellos que
descubren nuevos mundos, que añaden tierras y estrellas a las estrellas: estos
son los maestros, los eternamente espléndidos. Luego están los que vomitan el
terror desde las partes de sus navíos, los que capturan, enriquecen y engordan.
Algunos zarpan en pos de oro y seda bajo otros cielos, otros sólo pretenden
atrapar en sus redes salmones para los gourmets y bacalao para los pobres. Yo
soy el oscuro y paciente pescador de perlas que se zambulle hasta las profundidades
y emerge con las manos vacías y la cara azul. Cierta atracción fatal me conduce
hacia los abismos del pensamiento, hasta el fondo de unas simas interiores que,
para los fuertes, jamás se agotan. Me pasaré la vida mirando el océano del arte
en el que otros navegan y combaten, y a veces me divertiré yendo a buscar al
fondo del mar conchas verdes o amarillas que los demás desprecian de modo que
las guardaré para mí y cubriré con ellas las paredes de mi choza.
En
su ensayo de 1946 Por qué
escribo, George Orwell nos
presenta cuatro razones
que a él le parecen fundamentales para escribir:
1. Por puro egoísmo.
Orwell lo define como un “deseo
de parecer listo, de que hablen de ti, que te recuerden cuando hayas muerto,
para vengarte de los adultos que te menospreciaron cuando eras un niño, etc.”.
También afirma que “los
escritores serios son por lo general más vanidosos y egocéntricos que los
periodistas, pero les interesa menos el dinero”.
2. Por
entusiasmo estético. Nos sentimos impulsados por el deseo de
colocar palabras en el orden adecuado, de disfrutar del impacto de un sonido
con otro o del ritmo de una buena historia. Queremos compartir una experiencia estética que a nuestro
juicio es valiosa. Hasta el escritor más seco y objetivo tendrá
ciertas palabras favoritas, ciertas frases que utilice por razones poco
utilitarias… o tal vez le emocione la tipografía y la disposición de párrafos y
márgenes hasta formar una página perfectamente encuadrada.
3. Por impulso histórico.
Orwell considera que este impulso es un “deseo
de ver las cosas como son, de averiguar la verdad de los hechos y acumularlos
para la posteridad”.
4. Por motivaciones políticas.
Aquí se utiliza el término “político”
en un sentido amplio, es decir, como deseo
de hacer un mundo mejor, como tendencia a enseñarle a los
lectores mundos posibles y ofrecerles puntos de vista distintos y
revolucionarios acerca de su sociedad presente. Orwell afirma que ningún libro está totalmente libre de
influencia política, y que la misma opinión de que el arte debe
ser creado en el vacío, libre de motivaciones socio-políticas es, a su vez, una
opinión política.
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